¡Con dos cojones! Me cuelo en la gala y le reviento la actuación al español porque me sale de la punta del cipote y luego me enorgullezco de ser un gilipollas que camuflo mi triste vida montando estos espectáculos. Eso es lo que debe pasar por la cabeza de este gilipollas que, como viene de una familia bien, se dedica a dar este tipo de espectáculos porque luego le salva el culo la pasta de papá y mamá. Como en este caso, que el tío ha salido ya de la cárcel tras pagar 1.880 euros que, seguramente, no son los ahorros de su vida. Y luego el tío va presumiendo y todo.
¡PERO QUE SOMANTA DE HOSTIAS TE DABA YO, SUBNORMAL DE MIERDA!
Y lo peor es que hay gente que lo defiende y, encima, dice que aquel espectáculo bochornoso nos benefició y todo. Lo dicen porque le permitieron repetir la actuación a Daniel Diges, nuestro representante y segunda víctima de ese energúmeno (la primera fue la decencia) ¿Y si no le hubieran dejado repetirla? A que en eso no han pensado. Pero, que digo, si esta gente lo de pensar no se le da nada bien.
Lo bueno de esto fue la elegancia y la compostura de Daniel Diges en todo momento, quién continuó con la actuación como si nada a pesar de que en su rostro se podía apreciar la incertidumbre y el miedo (llegó a pensar que aquel tipo era un loco armado). Esa es la diferencia entre los profesionales de verdad y los payasos que querían encasquetarnos. Ya me imagino a Karmele parando la actuación, montando un escándalo e irse corriendo al plató de Sálvame para explotar este incidente hasta la saciedad en esa basura de programa sin importarle que deja a España a la altura del betún en toda Europa.
Total, que es una vergüenza que haya gentuza como esta, niños de mamá que no tienen otra cosa que hacer que cargarse meses de duro trabajo solo para echarse unas risas porque papá está ahí para salvarles el culo. Y es una vergüenza también que hay ignorantes que los apoyen y rían sus gracias. Una maldita vergüenza se mire por donde se mire.
Soy Rachael Newman. Si estáis leyendo esto, sois la resistencia.
Lo bueno de esto fue la elegancia y la compostura de Daniel Diges en todo momento, quién continuó con la actuación como si nada a pesar de que en su rostro se podía apreciar la incertidumbre y el miedo (llegó a pensar que aquel tipo era un loco armado). Esa es la diferencia entre los profesionales de verdad y los payasos que querían encasquetarnos. Ya me imagino a Karmele parando la actuación, montando un escándalo e irse corriendo al plató de Sálvame para explotar este incidente hasta la saciedad en esa basura de programa sin importarle que deja a España a la altura del betún en toda Europa.
Total, que es una vergüenza que haya gentuza como esta, niños de mamá que no tienen otra cosa que hacer que cargarse meses de duro trabajo solo para echarse unas risas porque papá está ahí para salvarles el culo. Y es una vergüenza también que hay ignorantes que los apoyen y rían sus gracias. Una maldita vergüenza se mire por donde se mire.
Soy Rachael Newman. Si estáis leyendo esto, sois la resistencia.